Covenant Protestant Reformed Church
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El amor de Dios

Por Ron Hanko

 

El amor de Dios, tristemente, es objeto de mucho debate entre los cristianos. Preguntas acerca de si Dios ama a todos los hombres y si Dios quiere salvar a todos ellos se responden de manera muy diferente. Estas preguntas son muy importantes. Tienen que ver con la predestinación de Dios, el amor eterno de Dios por algunos y con la muerte vicaria de Cristo la cual es la gran revelación del amor de Dios.

No es nuestro propósito aquí tratar tales pasajes como Juan 3:16 y el significado de ese versículo con la palabra mundo. Si alguien está interesado en una explicación detallada de este pasaje, le sugerimos que lea el folleto Porque de tal manera amó Dios al mundo...  por Homer C. Hoeksema, o la explicación dada en el apéndice de A.W. Pink La Soberanía de Dios. Aquí queremos demostrar que la respuesta para todas las preguntas sobre el amor de Dios puede ser encontrada por entender lo que el amor de Dios en realidad es.

El amor de Dios por encima de todo, es sobre Su amor por sí mismo, amor por Su propia gloria y amor por Su propia santidad. 1 Juan 4:16 nos indica esto cuando se nos dice que Dios es amor. En sí mismo como Padre, Hijo y Espíritu Santo Dios es el epítome de todo amor. Para ser el Dios de amor que es, Él no nos necesita, ni su gloria como el Dios de amor es incompleta sin nosotros. Desde la eternidad hasta la eternidad Él es amor,  y amor en sí mismo, la Trinidad.

La Escritura define este amor como “el vínculo perfecto” (Colosenses 3:14). Es más que un mero sentimiento o una emoción o sensación. El amor de Dios es el vínculo que existe entre las tres Personas perfectas de la Santísima Trinidad.

Porque Dios ama Su propia gloria (Isaías 42:8; Ezequiel 39:25), y porque el amor de Dios es el vínculo de la perfección, Dios no puede amar a los hombres excepto en y por medio de Jesucristo. Esa es la razón de la elección, el amor eterno de Dios para algunos la cual es “en Cristo” (Efesios 1:3-4). Sólo en Cristo nosotros somos perfectos. Esa es también la razón del porqué la palabra mundo en Juan 3:16 no puede referirse a todas y cada una de las personas (ver Juan 17: 9; 1 Juan 4: 7-9, y la palabra nosotros en el último pasaje). Dios no puede establecer un vínculo de perfección con los que están fuera de Cristo.

El Salmo 5:4 es una prueba más de que Dios no nos puede amar sin Cristo: “Porque tú no eres un Dios que se complace en la maldad; el mal no mora contigo.” No hay vínculo posible de perfección entre Dios y el mal. A los que Dios ama, deben de ser elegidos en y redimido por Cristo para ser los objetos del amor de Dios.

La otra cara de esto es que Dios odia tanto el mal como a los que hacen iniquidad (Salmo 5:5-6). Es duro decirlo, pero la alternativa es blasfemia. Decir que Dios ama a los hombres sin salvarlos de su maldad y el pecado sería decir que el Dios santo y justo ama la maldad e injusticia. ¿Quién se atreve pensar una cosa así?

Por otro lado, no olvidemos tampoco que este entendimiento del amor de Dios es el gozo y la alegría donde los creyentes descansan. Significa que Dios salvará a su pueblo de todos sus pecados y los hará perfecto en un día. Su amor es el vínculo de la perfección. Esto significa que Él los introducirá en su compañerismo y los hará partícipes de Su divina naturaleza. Su amor los hará perfectos. “Dios es amor, y el que permanece en amor permanece en Dios y Dios permanece en él. ” (1 Juan 4:16).

¡Qué bienaventuranza y felicidad!

Tomado de Doctrine According to Godliness por Ronald Hanko, pp. 47-48. Título en inglés: God's Love.

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