Covenant Protestant Reformed Church
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Desenfreno Abundante

Rev. Rodney Kleyn

 

Mateo 24:12-13
20 Marzo 2016 / Numero 3820
Reformed Witness Hour (http://reformedwitnesshour.org/broadcast/abounding-lawlessness/)

Queridos Amigos del Radio,

Hoy consideramos otra de las señales que Jesús da en Mateo 24 de Su venida y del fin del mundo. En Mateo 24:12, Jesús dice: "y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará”.

En relación con eso, quiero leer un par de pasajes en las Escrituras. Primero, Lucas 17:26-29.

Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre. Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos. Asimismo como sucedió en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; mas el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos.

Este pasaje nos está diciendo que aquellos eventos del Antiguo Testamento de la destrucción del mundo durante el tiempo de Noé en el diluvio y la destrucción de Sodoma por el fuego y el azufre fueron ordenados por Dios, estas son imágenes en el Antiguo Testamento del fin del mundo próximo. Eran representaciones de lo que vendrá en el fin del mundo.

Hay dos puntos de comparación. El primer punto de comparación es esto: que la maldad de aquellos días caracterizará la maldad de los últimos días. El segundo punto de comparación es este: como el mundo fue destruido repentinamente en los días de Noé y Lot, así será destruido repentinamente en el momento de la venida de Jesucristo.

Para ayudarnos a entender lo que Jesús quiere decir aquí con las palabras "multiplicado la maldad" en los últimos días, queremos volver a aquellos pasajes del Antiguo Testamento en el libro de Génesis. Quiero leer algunos versículos de Génesis 6 y Génesis 19. Al principio de Génesis 6 tenemos una descripción de la iniquidad abundante de los días en que Noé vivió. En Génesis 6:5: “Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal”.

Luego, en los versículos 11-13: “Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia. Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra. Dijo, pues, Dios a Noé: He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos; y he aquí que yo los destruiré con la tierra”.

De manera similar, leemos en Génesis 19 lo que estaba pasando en Sodoma en los días de Lot, justo antes de que Dios hiciera llover fuego y azufre en Sodoma. Dos hombres entran a la ciudad de Sodoma y Lot los invita a su casa, y antes de dormir, leemos en Génesis 19:4, 5,

rodearon la casa los hombres de la ciudad, los varones de Sodoma, todo el pueblo junto, desde el más joven hasta el más viejo. Y llamaron a Lot, y le dijeron: ¿Dónde están los varones que vinieron a ti esta noche? Sácalos, para que los conozcamos”.

Hay otros dos pasajes del Antiguo Testamento que tengo en mente cuando pienso en la maldad multiplicada. Uno es Jueces 21:25. Esto describe la situación en Israel en los días de los jueces. "En estos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía". El otro pasaje es Isaías 5:20, donde dice Isaías: “!Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!"

Volviendo a Mateo 24:12, esto es lo que Jesús tiene en mente. La palabra "Maldad" ("porque haberse multiplicado la maldad") es, literalmente, "ninguna ley", o "sin ley", o "contra la ley". La ley que se refiere aquí, por supuesto, es la ley de Dios y Jesús habla de un día en que la ley de Dios será desechada. Esta es la misma palabra que se usa en referencia a los últimos días en II Tesalonicenses 2 cuando habla del surgimiento del Anticristo. Ahí se le llama "el hombre de pecado", que se opone y se enaltece contra Dios y luego, en el versículo 8, lo llama "Iniquo" o "sin ley", la misma palabra raíz. Y el versículo 7 dice que el "misterio de la iniquidad", este misterio del desenfreno, ya está funcionando. A levantarse en oposición a la ley de Dios que culminará en el reinado del Anticristo.

Eso nos ayuda a entender la clase de maldad que Jesús tiene en mente aquí que caracterizará los últimos días. No será simplemente una desobediencia a la ley de Dios o un fracaso en conservar la ley de Dios, sino que será un deliberado desprecio por la ley de Dios y un rechazo de ella, y un rechazo de Dios mismo, el Dador de la Ley. Jesús tiene en mente aquí una forma muy desarrollada y sofisticada de rechazo a la ley de Dios, no sólo la anarquía en la sociedad, o no simplemente un aumento en el crimen que tú lees en los periódicos. Él está hablando de un tiempo en que las cosas que una vez fueron hechas en secreto debido a su pecado, y que eran castigadas por su maldad, se harán abierta y flagrantemente, en oposición, oposición deliberada a la ley de Dios y a Dios mismo. Lo malo será llamado bueno y lo bueno será llamado malo. Estas cosas serán apoyadas por el gobierno y los gobernantes de la tierra. La sociedad ordenada y pacífica rechazará a Dios y rechazará sus leyes, y los malhechores ya no serán llamados malhechores o serán castigados, y aquellos que se aferran a la ley de Dios serán perseguidos.

Esta es la clase de iniquidad que caracterizó a Sodoma. Aquí estaba el justo Lot, su alma justa se veía perturbada día tras día por la maldad de Sodoma. Esa noche, cuando tomó en su casa a estos visitantes, los hombres de la ciudad, que son los gobernantes y gente de todos estratos sociales en la ciudad, vinieron y rodearon la casa para sodomizar y violar a los hombres que habían venido a ver a Lot. Esto fue apoyado por los gobernantes de aquella tierra.

Esta es la clase de maldad que Jesús tiene en mente. Ciertamente vemos evidencias de esto en el día y la edad en que vivimos. Existe la ley de Dios sobre la sexualidad humana y el matrimonio. La ley no sólo escrita muy claramente en las páginas de las Escrituras, sino escrita en la misma creación del hombre como varón y hembra y escrita en la conciencia del hombre. Lo que vemos no es sólo desobediencia a esta ley, un lapso moral, un fracaso para mantener la ley, pero vemos esto: aquí está la ley, y la sociedad no sólo va a hacer exactamente lo contrario a lo que la ley de Dios exige , pero va a revocar la ley; la sociedad va a condonar la violación de la ley, y va a perseguir a aquellos que insisten en el cumplimiento de la ley de Dios con respecto al matrimonio como un vínculo de por vida entre un hombre y una mujer. Todo esto se hace bajo el disfraz de la igualdad de derechos para los seres humanos, la lucha contra la discriminación y la paz para la sociedad. Y los comerciantes cristianos, iglesias cristianas, y, al final, todos los cristianos pagarán el precio por su obediencia y amor a la ley de Dios.

Este, por supuesto, no es el único ejemplo. Otro ejemplo destacado es el aborto. Este es uno de los mayores males de nuestra sociedad moderna. No hay duda de que esto es asesinato. Un médico corta los miembros y los órganos de un bebé vivo en el útero de la madre. Esto ha durado más de cuarenta años, apoyado por la ley. Lo malo ha sido llamado bueno. Usted ve en el aborto una sofisticación de esto. Este es un comportamiento espantoso, pero siempre y cuando se haga dentro del útero donde no se puede ver y donde los gritos del bebé no se puede oír; siempre y cuando se haga bajo la cobertura de elección y la insignia de los derechos de las mujeres y las libertades de los ciudadanos, entonces se presenta como algo que es bueno. Está justificado en la conciencia al cometer un mal peor: el uso de los fetos y embriones abortados para la investigación. Y esto se justifica como investigación médica que preservará otras vidas.

Estos son sólo dos ejemplos sobresalientes, pero no son los únicos males aprobados por una sociedad sin ley. Lo que que deja ver es una resistencia más profunda a todos los mandamientos y la ley de Dios. En el texto Jesús dice "por haberse multiplicado la maldad", o habrá maldad abundante. Esto significa que esta iniquidad, este desenfreno, esta resistencia a la Palabra y a la ley de Dios vendrán en cada segmento de la sociedad, en cada nivel, en toda clase de maldad. Habrá una oleada de maldad, por así decirlo, que recorrerá el mundo en los días antes de que Jesús venga porque el espíritu de la época será un espíritu de desenfreno, un espíritu de dejar a un lado la autoridad de la ley de Dios y el establecimiento del hombre como Dios.

Al reflexionar sobre esto, es importante que recordemos que esta multiplicada maldad es una señal de la venida de Jesucristo. Eso significa dos cosas. Primero, significa esto: que no es nada nuevo. Como dice II Tesalonicenses 2, hay un espíritu de iniquidad y un misterio de la anarquía que ya está trabajando. Así que, aunque hay una frecuencia e intensidad cada vez mayores en esta señal, siempre ha estado presente en este mundo apóstata. Pueden ver, que el mundo en el que vivimos no va a llegar a ser un lugar mejor. No hay una "edad de oro" futura que nosotros como cristianos podamos esperar. Eso no es verdad. Si pensamos eso, seremos engañados y estaremos decepcionados. Pueden ver, los ejemplos a los que acabo de referirme no son nuevos. La reciente decisión de la Suprema Corte en nuestro país de aprobar el matrimonio homosexual, por ejemplo, no comienza con la homosexualidad. Se remonta a cosas que han ocurrido décadas antes en nuestra sociedad: la aprobación de la inmoralidad sexual. Piensa, por ejemplo, en la revolución sexual de los años sesenta, en el sexo adolescente, en el sexo en las escuelas secundarias, en la eliminación de los Diez Mandamientos de las instituciones y en la industria del entretenimiento, y lo que se presenta y enseña como algo normal en nuestra sociedad.

Entonces, cuando vemos maldad endosada, lo que realmente estamos viendo es una sociedad que quiere esto, un misterio de iniquidad trabajando. Proverbios 28:2 dice esto: "Por la rebelión de la tierra sus príncipes son muchos". Significa esto: que una tierra iniqua multiplicará a gobernantes malvados. Esto, al final, es el juicio de Dios mismo sobre el hombre. Romanos 1 dice que Dios los entrega a sus mentes reprobadas y que el pecado se convierte en pecado mayor y viene como el juicio de Dios sobre el pecado del hombre. Podemos pensar nuevamente en los ejemplos. Una sociedad legaliza un pecado y entonces, para tratar con ese pecado, legaliza un pecado mayor. Pensemos en esto: la legalización del aborto sigue a la permisividad de una sociedad con respecto a la sexualidad.

Por lo tanto, el pecado se desarrolla y debemos mirar esto no sólo como algo que está desarrollándose alrededor de nosotros en la sociedad, sino que debemos mirar a la fuente de este desarrollo también. ¿De dónde viene? Proviene del orgullo en el corazón del hombre. Proviene del deseo del hombre por el placer. Proviene del orgullo del hombre, levantándose contra la ley de Dios. Eso es un orgullo y eso es un egoísmo que tenemos en nuestros corazones también. Por lo tanto, nuestro llamamiento como pueblo de Dios es predicar el evangelio. Este evangelio del reino debe ser predicado en todo el mundo como un testimonio a todas las naciones. Jesús dice eso en un par de versículos. Y ese evangelio no sólo indica lo que la ley de Dios requiere, sino que da una respuesta al pecado del corazón del hombre y llama al hombre al arrepentimiento, a la fe y al perdón en la sangre de Jesucristo.

Entonces, la otra cosa que debemos entender acerca de esta maldad multiplicada como un signo de la venida de Jesucristo es que es una parte necesaria de Su venida, que se prepara para la venida final de Jesucristo. Esto es algo que debe tener lugar antes de que Él venga. A través de esta maldad en la sociedad, Jesús mismo viene. Ahora volvemos a pensar en las imágenes del Antiguo Testamento sobre el diluvio y los días de Sodoma. Así como el mundo antes del diluvio, por su maldad, se estaba preparando para el juicio final y la destrucción que vino a través del diluvio para que Dios pudiera salvar a Su iglesia; y así como Sodoma, por su maldad, se preparaba para el día de fuego y azufre, para que Dios pudiera librar a Lot de Sodoma; así que hoy el mundo está siendo preparado para el día del juicio final. Está llenando su copa de iniquidad. Como dice el Salmo 7, Dios se enoja con los impíos todos los días, y él ha afilado su espada y ha armado su arco, y lo ha preparado y ha preparado para él los instrumentos de muerte. Cuando Jesús venga, no sólo destruirá en el juicio todo lo que se opone a él, sino que en la liberación salvará a su pueblo y les dará vida y gloria. Así que tenemos que ver que Jesús viene, también en esta maldad.

Pero ahora, comprendamos que existe el peligro de que este abundante desenfreno plantea a la iglesia y al pueblo de Dios. Usted ve que en el texto de Mateo 24:12 cuando Jesús dice: "por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará". El amor que Jesús está hablando aquí es el amor de Su iglesia, el amor que el pueblo de Dios tiene para Dios y para su ley.

No hay amor por Dios en el mundo. Ellos nunca amaron a Dios. Nunca se preocuparon por la ley de Dios. El hombre natural desprecia a Dios ya Su Palabra. Pero el pueblo de Dios lo ama. La iglesia de Dios es Su esposa en este mundo y ella ama a su Esposo. De lo que Jesús está hablando aquí es el amor que los creyentes tienen entre ellos y por el evangelio y por la Palabra y por la iglesia de Cristo y la causa de Cristo en este mundo. Jesús está advirtiendo que debido a que la iniquidad abundará, ese amor puede enfriarse en la iglesia.

Jesús no dice eso, debido a los corazones fríos, la iniquidad abundará. Pero Él dice que, debido a que la iniquidad abundará, el amor de muchos se enfriará. Aqui, frío tiene la idea de una llama que está siendo soplada se está apagando. Los vientos fríos que vienen y soplan son la maldad abundante y el desenfreno de la sociedad. El adulterio abierto del mundo, la permisividad del mundo, la tolerancia del mundo, estas cosas soplan en la vida del pueblo de Dios y en la iglesia de Dios. El pueblo de Dios a veces permite que estas cosas entren en sus hogares y en sus vidas a través de películas y entretenimiento y el Internet y la literatura. A medida que hacen esto, no alimenta su amor por Dios, sino que enfría su amor por Dios.

Tal vez la evidencia más clara de esto en el mundo eclesiástico hoy es lo que ha sucedido con el cuarto mandamiento de la ley de Dios, donde Dios dice: "Acuérdate del día de reposo para santificarlo". Hoy vemos que el Día del Señor es tratado como cualquier otro día, no sólo en el mundo sino en la iglesia. Es un día para la recreación, para la familia, para un partido de fútbol, ​​para acampar. La asistencia a servicios de adoración disminuye en fines de semana largos y en meses de verano. Los segundos cultos dominicales han desaparecido. Esto no es un problema en la sociedad. Ellos nunca amaron a Dios, ni Su Palabra ni el dia de reposo. Pero los vientos de placer y de dinero han invadido a la iglesia y han retirado el amor del pueblo de Dios. Ahora, porque se han convertido en amantes del placer más que amantes de Dios, la adoración de Dios y la predicación y el oír de la Palabra de Dios ha perdido su atracción. Así, porque la iniquidad abunda, el amor de muchos se enfriará.

Ahora vemos la advertencia y el peligro aquí. No debemos pensar en el desenfreno simplemente en términos de asesinato y robo y protestas y adulterios y escándalos y matrimonios homosexuales y el reino venidero del Anticristo, pero este desenfreno es un amor egoísta. En lugar de amar a Dios, el hombre se ama a sí mismo. Me amo a mi mismo y uso este mundo para mí, para mis placeres. Entonces mi amor por Dios se enfría. Esa es la advertencia que Jesús da. Esta es la advertencia de los días de Noé y los días de Lot también. Estaban comiendo, bebiendo y casándose. No hay nada malo en comer, no hay nada malo en beber, no hay nada malo en casarse. Pero estas cosas se convirtieron en sus dioses. Les encantó la buena comida; amaban la copa de vino; ellos amaban casarse; ellos pusieron esas cosas primero y su amor por Dios se enfrió y la maldad abundó.

Así que tenemos que vigilar y tener cuidado y estar en guardia. Tenemos que comprender la importancia de la obediencia personal a la ley de Dios y que está estrechamente vinculada con nuestro amor a Dios, no sólo de esta manera, que nuestro amor se manifiesta por la obediencia, sino también de esta manera, que cuando desobedecemos, nuestro amor por Dios se deteriora. Se enfría.

A menudo tenemos la idea de que podemos tener un amor ferviente por Dios y luego salir permitirnos cometer algún pecado. Estamos equivocados. Es imposible. No puedes sentarte y ver el entretenimiento del mundo y tomar la suciedad del mundo y luego, cuando hayan pasado los créditos en la película, ir y recoger la Biblia y leer y orar con tu esposa y tu familia con una conciencia limpia. No, nuestro amor por Dios se enfriará si deliberadamente caminamos en pecado y abrimos las ventanas de nuestra alma al pecado.

Entonces, ¿cuál es tu primer amor? ¿Están vigilando, y están conscientes del peligro de la maldad multiplicada en tu amor por Dios?

¿Cómo respondemos? ¿Cuál es nuestro llamado en un mundo donde el desenfreno abunda? Esto no debería sorprendernos. Jesús nos dice estas cosas como cosas que realmente sucederán en los últimos días. Así que Pedro dice en I Pedro 4 que no debemos pensar que es extraño cuando estas cosas empiezan a suceder. Pero al mismo tiempo, debemos oponernos a la maldad del mundo. Esa oposición no tiene esta esperanza de que vamos a cambiar el mundo y frenar la marea de maldad. Pero más esto: que hay una resistencia espiritual al mundo y sus influencias. Esa resistencia espiritual se expresa a sí misma en una separación espiritual del mundo, no participando en la manera de vivir del mundo. De esta manera estamos espiritualmente preparados y velando por el día de Jesucristo. Entonces estaremos listos para el día en que Él vendrá. Habrá un conflicto abierto en este mundo entre los cristianos y la sociedad sin Dios y sin ley en la que vivimos. Nos preparamos para ese día separándonos de la maldad del mundo y entrenando nuestras mentes por la Palabra de Dios y no por el entretenimiento, educación y aceptación que se pretende en nuestra sociedad.

Eso significa que tenemos que oponernos al pecado en nuestros propios corazones. Ese es el objetivo de la advertencia de Jesús aquí. Hay desenfreno y hay orgullo y hay resistencia a la Palabra y a la ley de Dios en nuestros corazones y necesitamos arrepentirnos de eso y a cambio avivar en nuestros corazones un amor por Dios y alimentar ese amor, no dañarlo. Esto es realmente lo que debe atemorizarnos sobre el desenfreno de los últimos días, no es que esté a nuestro alrededor, sino que, a causa de ello, nuestro amor podría enfriarse.

Entonces, así como un hombre que ama a su esposa nunca haría nada para poner en peligro ese amor y esa relación, de esa misma manera fijamos nuestro amor en Dios y en Jesucristo nuestro esposo, el Esposo de la iglesia, que ha de venir. Entonces dependemos de la gracia preservadora de Dios y Sus promesas.

En el siguiente versículo (v. 13) Jesús dice: "El que perseverare hasta el fin, éste será salvo." Esa es una maravillosa promesa. Dependemos de los medios de la gracia, dependemos de Dios mismo para alimentar nuestras almas para vida eterna y para mantener viva la llama de nuestro amor por Él. Entonces, cuando vemos la maldad que nos rodea y cuando nos damos cuenta del pecado y sus influencias en nuestros corazones y en nuestras vidas, clamamos con más seriedad: "sí, ven, Señor Jesús”.

Oremos.

Padre, guárdanos, guárdanos alejados del mal de nuestros días, mantenos alerta a la maldad en nuestro propio corazón y al atractivo del pecado. Ayúdanos a estar arrepentidos. Mantenos puros, separados espiritualmente del mundo que nos rodea, y mantenos fijos en Jesucristo en la fe, buscando el día en que Él vendrá. Que nuestras almas sean como las almas de Lot, almas justas que se atormentan día a día mientras esperamos el regreso de Jesús. Ven, Señor Jesús, sí, ven pronto. Amén.

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